“Bolsas neoyorquinas y europeas cerrarán nuevamente en baja, esta semana ante la cautela desatada en los inversores por temores que surgieron en torno a la deuda de Hungría y tras los coletazos desatados desde el viernes pasado en Estados Unidos por la difusión de los números sobre desempleo en la principal economía del mundo”
Con la caída sostenida durante lo que va de semana de los principales indicadores estadounidenses y la pérdida acumulada de casi el 5 por ciento en dos días. Los especialistas coinciden en que la baja se debe a la decisión de los inversores de desarmar posiciones en papeles del sector tecnológico y en el de las grandes industrias.
Sin duda alguna que en el ánimo de los inversores también repercutieron las noticias provenientes de Europa, que dan cuenta de problemas de financiamiento en Hungría y sobre la evolución de la economía del Viejo Continente en general. En Europa, no sólo la bolsa de Atenas lideró las caídas con un retroceso del 5,85 por ciento; también su par Madrileño ha cerrado con un rojo de 1,44 por ciento. Eso sin contar la nueva alerta europea en la que se ha convertido la nación húngara.
Sin pretender atemorizar, pero si concientizar sobre una crisis financiera global; y aclarar que la caída del mercado húngaro es impulsada por los resultados negativos del viernes pasado en Estados Unidos. Bajo este marco, los ministros de Hacienda europeos dieron los toques finales a un fondo de rescate respaldado por 440.000 millones de euros (US$526.000 millones) en garantías nacionales, para tratar de evitar la propagación de la crisis de la deuda nacida en Grecia y que aún no se sabe dónde va a parar.
El plan contempla la venta de bonos respaldados por las garantías y los fondos que se obtengan se destinarían a préstamos a países de la eurozona que lo necesiten, de acuerdo a lo decidido por los ministros de Hacienda (de la zona euro) en Luxemburgo.
En tal sentido se puede citar un cable de la agencia Bloomberg de fecha ocho de junio, el cual precisa que "el nuevo mecanismo vendería deuda para préstamos sólo después de que un país pida ayuda formalmente". Lo que obliga a pensar en que prontamente, podemos ver una petición colectiva de ayuda en países miembros de la Comunidad Europea.
Los ministros europeos esperan que las compañías de calificaciones crediticias asignen una calificación de AAA a la línea de crédito, cuyos bonos estarían calificados para operaciones de refinanciación del Banco Central Europeo. En torno al tema, destaca la afirmación siguiente "Hemos enviado una clara señal de estabilidad", emitida por el ministro de Hacienda austriaco Josef Proell al finalizar la reunión que mantuvo con sus pares en Luxemburgo. Pero tal aseveración se pone en duda cuando se observa que el fondo, que se está creando para tres años, es la parte principal de un paquete de ayuda de 750.000 millones de euros que los ministros de Hacienda de la Unión Europea acordaron hace un mes. Mientras que otros 60.000 millones de euros provendrán de la Comisión Europea -el brazo ejecutivo de la UE-- y 250.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional.
Es precisamente la intervención del organismo multilateral, la que nos obliga a pensar que los paquetes pueden afectar seriamente a los Gobiernos de la eurozona, por las condiciones pre establecidas por FMI, las cuales exigen "acciones decisivas" para asegurarse que la crisis de deuda soberana no afecte la integración monetaria de la región. Sin contar con las repercusiones internas que pudieran desencadenar una ola de protestas por el rechazo de los colectivos europeos, a las recetas que sólo impactan en el bolsillo de las masas que ven con terror como se diluyen sus ahorros y esperanzas a tener y disfrutar de los sistemas de pensiones y seguridad social en general.
Para el Organismo multilateral "Los estrategas necesitan emprender acciones decisivas para completar el proyecto de la unión monetaria" mientras sostiene de manera reiterada y afirma que los países europeos necesitan actuar para "establecer sostenibilidad fiscal" e "impulsar el crecimiento". Lo que deja al descubierto que la economía estadounidense necesita estimular el crecimiento en el viejo continente, para poder promover el suyo, pero esto no se logrará en el corto plazo. Por lo que se desprende, que se fomentará cualquier confrontación bélica para intentará abonar cifras azules a la quebrada economía globalizada liderada por EE.UU. Gaza es solo un frente._